lunes, 15 de mayo de 2017

San Juan de Ávila en la Diócesis de Palencia

El día 10 celebramos la festividad de San Juan de Ávila con un encuentro festivo en el Seminario Menor. Comenzó con la celebración de la Eucaristía presidida por nuestro Obispo D. Manuel y a continuación tuvo lugar la conferencia que impartió el Obispo de Huelva, Mons. José Vilaplana titulada: “El Ministerio sacerdotal de D. Manuel en Huelva”. En la comida se rindió un sencillo y merecido homenaje a los sacerdotes que celebran este año sus bodas de oro y diamante.

Uno de ellos, es el sacerdote D. Eloy Fernández Tejerina, que este año cumple 50 años de su ordenación sacerdotal, hablamos con él en el programa El Espejo de la Iglesia y este es el testimonio que nos regaló de sus 50 años como sacerdote.

“Es fundamental apuntalar nuestra Fe”

¿Qué recuerdos tiene de su ordenación en el año 67?
Recuerdo ese día con gran emoción y alegría. Fue en la Capilla del Seminario Mayor de Palencia, junto con 14 compañeros. Recibimos de manos de nuestro Obispo, en aquel momento era Souto Vizoso, el Orden del Presbiterado. Recuerdo que era una época de cambios, con motivo del Concilio Vaticano II que estaban muy latentes en nuestras vidas, a todos los niveles.

¿Qué balance hace de estos 50 años de vida sacerdotal?
Me surgen muchos sentimientos; por un lado, un sentimiento de dar gracias, un sentimiento de pedir perdón por los errores cometidos y por el poco compromiso y las incoherencias que veo en mi vida y al mismo tiempo, la necesidad de seguir contando con la ayuda de Dios y de la Iglesia para continuar en esa actitud de servicio que quiero y  he querido dar a mi vida siempre. Y el balance es muy positivo, no porque todo haya salido bien, sino porque han sido unos años de evolución en mi mentalidad, en mi forma de entender el sacerdocio y en ello ha contribuido el que haya estado en diferentes lugares, entre ellos en misiones, en Perú, también he podido dedicar algunos años al trabajo manual, como obrero, siendo sacerdote y todo ello ha sido muy positivo. 

¿Cómo surge su vocación?
Mi vocación surge en una familia muy humilde, muy sencilla. Nací en un pueblo de la Pernía, El Campo, muy cerca de Lebanza, donde trabajaban mis dos hermanas. El apoyo y la iniciativa de mi padre, de la maestra y alguna otra persona que me animaron a estudiar en el seminario diocesano, fue determinante para mi formación y el fortalecimiento en mi vocación sacerdotal.

¿Qué se puede hacer para impulsar las vocaciones sacerdotales?
En mi evolución y al tener contacto con otras realidad eclesiales, para mi hay un punto fundamental, no es tanto descubrir vocaciones para ser sacerdotes y llenar seminarios, sino apuntalar, afianzar la Fe en los laicos, en la Iglesia. Es primordial que haya un poso de Fe en nuestra Iglesia y una transformación, que dé respuesta a la realidad de hoy y desde ahí surgirán los nuevos servidores de la iglesia, desde las comunidades cristianas surgirán  personas, que desde un compromiso de fe, opten por ese servicio a la Iglesia. 

Desde Iglesia en Palencia felicitamos a los sacerdotes que cumplen Bodas de Oro y Diamante y les damos las gracias por su servicio, entrega y dedicación.

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