miércoles, 26 de abril de 2017

San Isidoro. Su fiesta se celebra el 26 de abril

Escultura en madera tallada y policromada. Siglo XVII, autor anónimo. Iglesia de Nuestra Señora del Castillo. Villalcón.
Unos opinan que nació en el 556, en Cartagena y otros que en Sevilla. Hijo de una importante familia hispano-goda, emparentada con la monarquía, y hermano de San Leandro, obispo de Sevilla, Fulgencio obispo de Cartagena y Écija, y Santa Florentina abadesa. Sus padres les educaron en la fe cristiana con el ejemplo y con los mejores maestros de la época.

Realizó estudios en Sevilla adquiriendo una muy sólida formación. A la muerte de su hermano Leandro, fue elegido su sucesor como arzobispo de Sevilla en el 599. Presidió el segundo sínodo provincial de la Bética en Sevilla (618-619) en el que se aceptó la doble naturaleza, humana y divina de Cristo, de acuerdo con los Concilios Ecuménicos de Nicea (324) y Constantinopla (381), y condenando la herejía arriana. A edad avanzada presidió el IV concilio de Toledo (633), en el que se requirió que todos los obispos estableciesen seminarios, escuelas catedralicias, estudios de latín, griego, derecho, medicina y teología para que el clero estuviese bien preparado. En este Concilio tuvo mucha participación e importancia Conancio, obispo de Palencia.

San Isidoro marcó la unificación litúrgica de la España Visigoda (rito hispano, mozárabe o isidoriano) utilizado en España hasta la implantación del rito romano en el S. XI. Su obra culmen fue las famosas Etimologías. Junto a su hermano Leandro contribuyó a la conversión de Recaredo a la fe católica.

Murió en Sevilla el 4 de abril del 636, y fue enterrado en una ermita a las afueras de la capital, donde permanecieron sus restos hasta el traslado a León en el 1063.

Fue canonizado en 1598, y en 1722 el papa Inocencio XIII lo declaró doctor de la Iglesia universal.

El arte le representa vestido de obispo, con mitra, báculo y un libro. Es frecuente encontrarlo en las iglesias de la diócesis que pertenecieron a León. El monasterio de la Trapa en Dueñas, llamado de San Isidro, se llamó en la época visigótica de San Isidoro.

Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio

Oración

Señor, Dios nuestro, que has querido infundir en san Isidoro tu admirable doctrina, concédenos, por su intercesión, permanecer fieles a esa misma doctrina y modelar conforme a ella nuestra propia conducta.

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