lunes, 4 de julio de 2016

Encuentro con la Clausura. Contemplativos y Misioneros

El pasado 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, se celebró en el Monasterio Cisterciense de San Isidro de Dueñas el Encuentro Anual de la Vida Contemplativa de la Diócesis de Palencia. Una cita, puesta en marcha hace ya años por el Obispo Mons. Palmero, que es esperada con ilusión por los catorce Conventos y Monasterios de Clausura femeninos y por los monjes trapenses que acogen esta jornada de convivencia.

La gran novedad de este año fue la presencia por primera vez de Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA, Obispo de Palencia desde el pasado 18 de junio. Por este motivo el encuentro tuvo un claro carácter de acogida y bienvenida.

Además de un buen número de monjas llegadas de distintos puntos de la Diócesis y el Sr. Obispo participaron en el encuentro el P. Juan Javier Martín Hernández, OCSO (Abad de la Trapa), el P. Antonio Abad, OP (Delegado Diocesano para la Vida Consagrada) y Antonio Gómez Cantero (Vicario General de la Diócesis).

Tras los saludos en el exterior del Monasterio, el grupo se reunió en la Sala Capitular donde ya se había congregado una nutrida representación de monjes de La Trapa. A las palabras de bienvenida del P. Abad una representante cada Conventos y Monasterios presentes tomó la palabra para presentarse al Sr. Obispo y explicar de una manera breve cuál es su realidad, en qué consiste su vida diaria y cuáles son los principales retos de su Comunidad a fecha de hoy.

Así, D. Manuel pudo conocer de primera mano el momento actual de las Agustinas de la Conversión (Carrión de los Condes), de las Agustinas Canónigas (Palencia), de las Agustinas Recoletas (Palencia), de las Carmelitas Descalzas (Carrión de los Condes), de las Cistercienses (San Andrés de Arroyo), de las Clarisas (Astudillo, Calabazanos, Carrión de los Condes y Palencia), y de las Dominicas (Palencia).

Por distintas circunstancias de fuerza mayor no pudieron participar en el encuentro las Brígidas de Paredes de Nava, las Carmelitas Descalzas de Palencia, las Cistercienses de Ntra. Sra. de Alconada y las Clarisas de Aguilar de Campoo... y se unieron en la oración a los Monasterios y Conventos presentes.

Tras la presentación de las distintas comunidades tomó la palabra el P. Antonio Abad, OP, que señaló la feliz coincidencia de celebrar este encuentro y encontrarse por primera vez con el Obispo en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, los dos grandes apóstoles, elegidos para anunciar a Jesucristo. Pedro que fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo. Y Pablo, Apóstol de los gentiles, que predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Un feliz motivo para «tomar conciencia de la intensa oración que se viene desarrollando, desde hace siglos en estos conventos y monasterios, por toda la Iglesia Universal y por nuestra Iglesia Diocesana y sus pastores».

Por su parte, el Obispo saludó a todos los presentes y dió «gracias a Dios por vuestras vidas y vuestra vocación». Asimismo expresó «en nombre de la Iglesia de Palencia gracias por vuestro espíritu, por vuestra santidad, por vuestra oración. Sois importantes y necesarios para la Iglesia de Palencia. Lo habéis sido ayer, lo sois hoy y confío y rezo para que lo sigáis siendo mañana». Tras la intervención de D. Manuel, se abrió un diálogo en el que las monjas y monjes pregutaron al Obispo sobre diversas cuestiones.

Acto seguido se celebró la Eucaristía en el templo del Monasterio a la que se sumaron laicos que pasan unos días en la Hospedería y gente que se acercó al Monasterio para la Solemnidad de San Pedro y San Pablo.

En su homilía, D. Manuel recordó la invitación del Papa Francisco a que la Iglesia se ponga en clave de Misión y expresó que como nos ha enseñado la Historia, «la Misión no está reñida con la clausura y ahí tenemos los ejemplos de Santa Teresa de Lisieux, patrona de las Misiones, que nunca abandonó la clausura, o San Rafael Arnaiz, el Hermano Rafael... que siempre sintió la necesidad de comunicar lo que vivía y hacer saber al mundo que “Solo Dios basta”».

Tras la Eucaristía la jornada se ha completado con una comida campestre donde se ha podido continuar con la convivencia, el diálogo y el clima de fiesta.


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