viernes, 12 de febrero de 2016

Escuchar

El pasado 24 de enero, festividad de San Francisco de Sales, el Papa Francisco dio firma al Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el 8 de mayo, coincidiendo con la Solemnidad de la Ascensión.

El Mensaje se titula “Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo” y, en el mismo, el Papa nos anima, en este Año Santo de la Misericordia, a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia porque la Iglesia «está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar» y «como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión... Se trata de acoger en nosotros y de difundir a nuestro alrededor el calor de la Iglesia Madre, de modo que Jesús sea conocido y amado». Además, el Papa Francisco nos recuerda que «la comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad» pues «las palabras pueden construir puentes entre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos».

Todo muy bien. Y en todo de acuerdo. Faltaría más. Además... para nosotros, los cristianos “comunicar”... NO puede ser algo “opcional”. Nos va la Evangelización en ello. NO SE PUEDE NO COMUNICAR.

Pero -tiempo habrá de volver sobre el resto del Mensaje- me gustan mucho las palabras del Papa sobre el ESCUCHAR.

Nos recuerda el Papa la importancia de la escucha porque «comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores». Y asegura que «escuchar nunca es fácil» porque «escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro» y añade que «saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo».

Atribuyen a Epicteto la frase «tenemos dos orejas y una boca para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos». Pues eso mismo, si no escuchamos, mal vamos a dialogar, mal vamos a hacer juntos... mala va a ser esa comunicación. Esa COMUNICACIÓN MISERICORDIOSA.

Domingo Pérez

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