lunes, 25 de enero de 2016

Canónigo en Osma

Santo Domingo de Guzmán deja la ciudad de Palencia con cerca de 25 años. Lleno del amor a Dios y al prójimo. Ha forjado durante diez años su vida espiritual e intelectual a la sombra de Studium y, como siempre, busca nuevos horizontes. Algunas diócesis castellanas, han comenzado a reformar las costumbres de sus instituciones, un tanto relajadas y que precisan de un nuevo impulso evangélico. Conocida como la “reforma gregoriana” se ha iniciado con el patrocinio de los reyes castellanos y aragoneses en un afán de afianzar las iglesias locales.

No había muchos hombres dispuestos a consagrar su vida a Dios en la oración, en la vida común y en la pobreza, al estilo de los apóstoles, que era el modo que se estaba queriendo implantar, y por eso se buscaban estos “nuevos apóstoles” por todas partes. La ignorancia era uno de los problemas más acuciantes del clero de la época. El obispo de Palencia, en 1225, hace hincapié en la ignorancia de su clero. Si esto era así en una sede con un prestigioso Studium ¿qué no serían otras diócesis menos afortunadas?

En la floreciente diócesis de Osma, su obispo Martín de Bazán, junto al que sería sucesor e intimo amigo de Domingo de Guzmán, Diego de Acebes, buscaban hombres bien preparados intelectualmente y que destacasen por sus virtudes y rectitud de vida.

Domingo, joven sacerdote recién ordenado en la sede Palentina o a punto de recibir el sagrado ministerio, pues las fuentes no dejan claro este dato, es el candidato ideal y el modelo de clérigo que el obispo oximense busca. El gran problema en el clero de Osma era la falta de pobreza, se sabe que varios canónigos hacen testamento dejando a sus “herederos” sustanciosas cantidades de dinero y posesiones. ¿No habría de ser Domingo un oasis en medio de aquel desierto? Aquel que había contemplado su casa vacía y sus bienes en manos de “sus hermanos que morían de hambre”, ¿no verá en esta propuesta el ideal de vida a la que aspiraba?

La idea de canónigos regulares bajo el texto del santo obispo de Hipona, había tomado fuerza entre aquellos que optaban por esta reforma gregoriana. El ideal de vida de los apóstoles se manifestaba hasta en el número de componentes del cabildo, doce para empezar a caminar conducidos por su obispo, representante de Jesucristo. La oración, la liturgia catedralicia, que poco a poco había dejando de lado el hermoso ceremonial de la liturgia mozárabe, en favor del rito romano, la comunión de bienes compartidos desde la austeridad de vida y, en algún caso, el ministerio de las almas, formarán la vida cotidiana de Santo Domingo en Osma.

Fray Luis Miguel García Palacios, O.P.
Subprior del Convento de San Pablo

No hay comentarios:

Publicar un comentario