miércoles, 2 de diciembre de 2015

«Proclamar en África el amor de Jesucristo y su mensaje de paz y reconciliación»

El Papa Francisco ha visitado del 25 al 30 de noviembre, Kenia, Uganda y la República Centroafricana, con el anhelo de «proclamar en África el amor de Jesucristo y su mensaje de paz y reconciliación», como señalaó él mismo.

En dos mensajes -en inglés para las poblaciones keniata y ugandesa, y en francés para los centroafricanos- hizo hincapié en su deseo de llevar en nombre de Jesús consolación y esperanza, con especial atención a los que sufren y a los pobres.

Asimismo, ha sido su deseo impulsar el diálogo interreligioso y de alentar el perdón, la solidaridad y el progreso para todos los miembros de la familia humana, animando asimismo el compromiso de todos para lograr un mundo más justo y fraterno.

Asimismo, en su visita a la Catedral de Bangui, en la República Centroafricana, el Papa Francisco abrió la puerta de madera y vidrio de la Seo, para dar comienzo al Jubileo de la Misericordia. Con una semana de anticipación con respecto a la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, explicó el significado de este gesto.

«Hoy Bangui se vuelve en la capital espiritual del mundo -dijo el Papa- El año Santo de la Misericordia viene anticipadamente a esta tierra. Una tierra que sufre desde hace años la guerra, el odio, la incomprensión, la falta de paz. «Y en esta tierra que sufre también están todos los países del mundo que han pasado por la cruz de la guerra. Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del Padre. Todos nosotros pidamos paz, misericordia, reconciliación, perdón, amor. Por Bangui, por toda la República Centroafricana y por todo el mundo y por los países que sufren la guerra, ¡pidamos la paz!».

Después el Papa, pidió a todos los fieles que repitieran con él esta oración: «Y todos juntos, pidamos amor y paz, ¡todos juntos! ‘Ndoyè na sirirí’ (amor y paz en la lengua local)». «Y ahora -concluyó- con esta oración, comenzamos el Año Santo, aquí, en esta capital espiritual del mundo hoy». Después se dirigió hacia la puerta central de la catedral y la abrió. permaneció durante un instante con los brazos abiertos, mientras los fieles desde el interior aplaudían y se arrodillaban.

En la homilía de la Misa que abre el Adviento dijo: «Por medio de ustedes, saludo también a todos los centroafricanos, a los enfermos, a los ancianos, a los golpeados por la vida. Algunos de ellos tal vez están desesperados y no tienen ya ni siquiera fuerzas para actuar, y esperan sólo una limosna, la limosna del pan, la limosna de la justicia, la limosna de un gesto de atención y de bondad. ¡Y todos nosotros esperamos la gracia, la limosna de la paz!».

El Papa concluyó la homilía con una llamada «a todos los que empuñan injustamente las armas de este mundo: ¡Depongan estos instrumentos de muerte; ármense más bien con la justicia, el amor y la misericordia, garantías de auténtica paz!». Entre los aplausos de los fieles, clamó: «¡Reconciliación, perdón, amor y paz! Amén».

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