viernes, 13 de marzo de 2015

¿Guerra Santa?

Los ataques terroristas del yihadismo. Hasta el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, en el que hubo más de 2.900 víctimas mortales, eran pocas las personas que en el mundo occidental habían oído hablar del yihadismo y del líder de una de sus ramas más violentas, Osama Bin Laden. Las terribles imágenes, transmitidas casi en directo por la televisión, hicieron caer en la cuenta a millones de ciudadanos de que algo muy grave estaba ocurriendo en el mundo, aunque el movimiento del terrorismo islamista había comenzado décadas atrás. Tras el atentado de Nueva York, otro atentado sacudió las conciencias del mundo occidental: el 11 de marzo de 2004, varios atentados simultáneos en los trenes que llegaban a la estación de Atocha de Madrid produjeron 191 víctimas mortales y centenares de heridos. Los responsables de la masacre se autoproclamaron miembros del movimiento de Al-Quaeda, cuyo jefe supremo era el mismo Bin Laden, que pocos años después murió en una operación militar montada por el ejército de los Estados Unidos. Una larga serie de atentados sangrientos jalonaron los años anteriores y posteriores a estas fechas. El 5 de julio de 2005, los yihadistas atentaron en pleno centro de Londres, dejando 56 muertos. Y el 23 de octubre de 2002, los terroristas del yihadismo checheno secuestraron a decenas de espectadores en el teatro Dubrovka de Moscú. En el ataque de la policía para liberarlos murieron 129 personas. Y el más sonado de los recientes atentados, que causó un fuerte impacto en la opinión pública mundial, fue el llevado a cabo por un comando yihadista el 7 de enero de este mismo año en la sede del semanal satírico francés Charlie Hebdo y en un supermercado judío de los alrededores de Paris, cuyo desenlace se saldó con 20 nuevas víctimas mortales.

Sería demasiado largo hacer un elenco de los muchos atentados suicidas de “kamikaces”, hombres y mujeres cargados de explosivos, decapitaciones de ciudadanos occidentales, vestidos con un siniestro traje de color naranja, reproducidas en videos de una tremenda crueldad, secuestros de niñas y matanzas de inocentes campesinos del norte de Nigeria por otro jefe yihadista africano, el terrible Boko Haram. La lista de víctimas sería interminable...

¿Qué es el yihadismo? El yihadismo es una palabra utilizada para denominar a las ramas más violentas y radicales dentro del islam religioso-político, caracterizadas por la frecuente y brutal utilización del terrorismo, en nombre de una supuesta yihad, o “guerra santa”, en el nombre de Alá. Los líderes islamistas radicales incitan a sus seguidores a odiar a todos los que no se sometan, especialmente a musulmanes moderados, a sus gobiernos calificados de apostatas y muy especialmente a occidente, que es su objetivo principal. Argumentan además con frecuencia que todo israelí y todo judío es, ya de por sí, un objetivo potencial. Pero no sólo Israel es objeto de su odio, también los Estados Unidos, Rusia y algunos países de Europa son frecuentes blancos de sus ataques terroristas.


Los principios ideológicos de todas estas doctrinas consisten en restaurar la grandeza del Islam, reislamizar a las sociedades musulmanas desde la más estricta ortodoxia y la aspiración de crear nuevas estructuras políticas que velen y promuevan la realización de sus principios políticos y religiosos fundamentalistas. El ámbito de su actuación se limita hasta ahora a determinados países considerados como sus enemigos, pero todas las ramas yihadistas coinciden en el deseo de lograr la unión de todos los musulmanes, y la voluntad de extender su particular visión del Islam por todo el planeta.

Una amenaza también contra los cristianos. Una rama filial del autodenominado Estado Islámico ha difundido recientemente un video con la decapitación de 21 egipcios de la minoría cristiana copta, secuestrados entre los meses de diciembre y enero en la ciudad de Sirte, en el oeste de Libia. El Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Parolin, advirtió que el avance del califato de Libia, cuyas costas están tan sólo a 370 kms. de Italia, «son una amenaza, una situación grave, que exige una respuesta unánime de la comunidad internacional». Desde que el 5 de julio de 2014 el líder fundamentalista islámico Abu Bakr al-Baghdadi proclamara un califato en Irak y Siria, la ciudad de Roma ha sido amenazada varias veces por grupos yihadistas. La última amenaza contra Roma -considerada por los extremistas como la capital de los “cruzados”, nombre con el que se denomina a los cristianos- ocurrió durante la difusión por Internet del video con la decapitación de los 21 egipcios. El video del Estado Islámico lleva por título «Un mensaje firmado con sangre a la nación de la cruz» y en él se termina diciendo: «Hoy estamos al sur de Roma, en la tierra del Islam, en Libia, enviando otro mensaje».

Por su parte, el Papa Francisco, al conocer la noticia, incluyó estas frases en su discurso del 16 de febrero de este mismo año, en el Encuentro con el Moderador de la Iglesia Reformada de Escocia, Rvdo. John P. Chalmers: «Me permito recurrir a mi lengua materna para expresar un hondo y triste sentimiento. Hoy pude leer la ejecución de esos 20, 21, ó 22 cristianos coptos. Solamente decían: “Jesús, ayúdame”. Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Usted, hermano, en su alocución se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo. Recordando a estos hermanos que han sido muertos por el sólo hecho de confesar a Cristo, pido que nos animemos mutuamente a seguir adelante con este ecumenismo que nos está alentando, el ecumenismo de la sangre. Los mártires son de todos los cristianos».

+Esteban, Obispo de Palencia

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