viernes, 2 de enero de 2015

El Niño Jesús

Los villancicos de santa Teresa demuestran su devoción por la Infancia del Jesús. Sus villancicos son todo un regalo para el espíritu y fuente abundante de espiritualidad.

Canta la Santa: “¡Ah, pastores que veláis / por guardar vuestro rebaño / Mirad que os nace un Cordero / Hijo de Dios soberano”. Sigue la canción: “Danos el Padre / a su único Hijo; hoy viene al mundo / en pobre cortijo. Oh gran regocijo / que ya el hombre es Dios! Viene el inocente / a padecer frio; / deja un señorío; en fin, como Dios, / ya no hay que temer / muramos los dos”. Y... ¿qué me dicen de estos versos?: “Viene pobre y despreciado / comenzadle ya a guardar / que el lobo os lo ha de llevar / sin que le hayamos gozado”.

Cuando Santa Teresa fundaba los conventos y se iba a otro convento, siempre dejaba, como regalo a la Comunidad, una imagen del Niño Dios. A esta imagen, cada Comunidad la “bautizaba” con un nombre especial, fruto del amor y devoción que tenían al Niño. La comunidad de Ávila lo llama “el mayorazgo”; la comunidad de Valladolid “el peregrino”; la de Toledo “el lloroncito”; la de Segovia “el Tornerito”; la de Sevilla “el Quitito” y la de Villanueva de la Jara “el Fundador”... y así todas las Comunidades.

Tanto Santa Teresa como San Juan de la Cruz, gustaban de representar escenas del Portal de Belén, cambiando cada año de personaje. Las Carmelitas de Palencia también son aficionadas a representaciones y escenas que guardan relación con la venida de la Santa a Palencia. Y también se conservan objetos con los que celebraba Santa Teresa la Navidad. El tambor y las castañuelas en las Comunidades de Sevilla y Palencia. En la parroquia de San José de Madrid hay un cuadro grande y precioso... en el que la Virgen está sentada, Santa Teresa de rodillas y el Niño pone la mano izquierda sobre la cabeza de la Santa, mientras que con la mano derecha coge unas flores de la mano de María. Unos ángeles contemplan la escena.

En Camino de Perfección (Cap. 2) escribe a sus monjas: “Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa sino el portal de Belén donde nació y la cruz donde murió”.

Germán García Ferreras

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