martes, 8 de abril de 2014

Descanso eterno... y decisiones

Elocuente metáfora para la España de nuestros tiempos. En el claustro de la Catedral de Ávila reposan a escasos metros... D. Claudio Sánchez-Albornoz, penúltimo presidente de la Segunda República Española en el exilio... y D. Adolfo Suárez, primer presidente de la Democracia. Personalmente me alegro de que reposen cerca el uno del otro... y, en mi imaginación, les imagino a estos dos grandes... esbozando una sonrisilla de satisfacción. “Las dos Españas”... que diría el poeta.

Llegó Don Claudio a España, tras 40 años de exilio... un 24 de abril de 1976. A pie de pista, nada más bajar del avión dijo: «Sólo tengo una palabra: paz. Ya nos hemos matado demasiado; entendámonos en un régimen de libertad poniendo todos de nuestra parte lo que sea necesario. Hay que hacer una España nueva entre todos los españoles. No soy más que un viejo predicador de la paz y la reconciliación». Y añadió: «Si todos los días rezamos el Padrenuestro y decimos “Perdónanos” ¿por qué no hemos de perdonarnos todos los españoles unos a otros?».

Don Claudio... a escasos metros de Don Adolfo... el que dijo que «la vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando dudes, elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti». Es justo reconocer que las más de las veces tomó -en compañía de otros- la opción difícil. Esforzarse en hacer lo complicado... para lograr la España que la Historia reclamaba. La del entendimiento, la del régimen de libertades, la del poner todos un poco de nuestra parte pensando en el Bien Común.


Como una cosa lleva a la otra... releyendo frases de uno y de otro, me vino a la mente un párrafo de La Verdad os hará libres... una Instrucción Pastoral sobre “la conciencia cristiana ante la actual situación moral de nuestra sociedad”, que los Obispos firmaron en 1990. Un párrafo para leer y releer... y tomar muy en serio. Que habla sobre “las decisiones que tomamos”... y que vale para los grandes proyectos y para los pequeños.

«Para hacer realidad su vida, el hombre tiene que elegir, entre varios proyectos, su meta y su camino. En esto estriba una de sus mayores grandezas. Pero también reside ahí el mayor riesgo que el hombre ha de correr pues no se puede decir que el hombre es libre sólo porque puede tomar decisiones por sí y ante sí: “si bastase que una acción fuese buena, justa y recta por el solo hecho de haber sido decidida libremente por el hombre, habría que alabar y justificar muchos actos de violencia y crímenes que proceden de decisiones libres del hombre”. El hombre es plenamente libre cuando elige lo que es bueno para sí mismo y para los demás, lo justo, lo verdadero, lo que agrada a Dios; pero puede también escoger bienes aparentes o falsos y optar contra sí mismo eligiendo el mal, lo que le daña. Pues “no alcanzan a Dios nuestras ofensas más que en la medida en que obramos contra nuestro propio bien humano”. La auténtica libertad se ejerce, por tanto, en la fidelidad comprometida por la propia opción en el servicio desinteresado al bien de los demás: “habéis sido llamados a la libertad... servíos por amor los unos a los otros”».

Tendremos que tomar muchas decisiones. Tomémoslas en Libertad. Comprometidos. Desde el Servicio. Por el Bien de los demás.

Domingo Pérez

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