sábado, 24 de noviembre de 2012

Consejos

Estamos construyendo una sociedad en la que nos invade la “neblina” del “yo no aconsejo”. Y repetimos la frase una y mil veces, a tiempo y a destiempo. Todo, porque no queremos responsabilizamos de lo que haga “nuestro prójimo”. Pero, el caso es que abundamos en las críticas, casi siempre negativas. Las “tertulias” de los Medios de Comunicación son el ejemplo más evidente. Los tertulianos lo critican todo y lo condenan en las más de las veces. No digamos si se toman el atrevimiento de juzgar a la Iglesia y sus normas morales y sociales.

San Juan de Ávila que tanto promovió la dirección espiritual, es el Gran Consejero. Las 15.000 cartas son el mejor ejemplo. Cartas largas para explicar lo que Dios quiere de las almas y cartas que terminan siempre dando consejos a fin de evitar el mal y lo malo y lo imperfecto.


San Juan de Ávila escuchaba a toda clase de personas y de todos los estados, procurando soluciónar sus problemas. Les conducía a la Fuente de Agua Viva de la que habla San Juan de la Cruz. “En Dios” -dice San Juan de Ávila- “está la solución y en Cristo la fuerza para superar lo adverso”. Siempre acompañados de María la Virgen, nuestra Madre del Cielo.

Dirá a los reyes: “No puede haber empresa más gloriosa para perpetuar un rey su nombre en la tierra y en el cielo, que trabajar por el bien de sus reinos, así en lo que toca a lo temporal como a lo espiritual”. Y “conviene mucho mirar a quién se dan los oficios y cargos. Todos los filósofos que hablan de la república tienen por indigno de oficio público al que lo pide, cuanto más con rodeos no muy lícitos”. O... “las limosnas que tocan a ánimas mejores son que las corporales; mas como no se ve la calentura y la lepra y la muerte de unánime como la del cuerpo, hay más gente que entienda a remediar un cuerpo que un ánima”.

“¿Seguís al Señor sin Cruz? Pues no vais tras Él”. “El que pide que el juez le sea manso, confiesa que merece castigo”.

Germán García Ferreras

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