miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ante la crisis y los desahucios

El Obispado de Palencia, ante las dramáticas consecuencias que la actual situación de crisis económica está teniendo para un sector importante de la sociedad española, quiere recordar la postura de la Iglesia Católica, y continuar haciendo un llamamiento apremiante a las autoridades políticas para que busquen soluciones equitativas al grave problema social. De la misma manera pide a todos los católicos que continúen ayudando con caridad cristiana a paliar el dolor de tantas personas, a través de una aportación económica a Cáritas Diocesana, en la medida de sus posibilidades.

A tal efecto, quiere recordar que en la diócesis de Palencia se erigió, a comienzos de este año, una fundación denominada “El buen samaritano, ayuda al parado”, a fin de que los católicos palentinos puedan hacer llegar directamente sus aportaciones económicas a las familias cuyos miembros están en paro y en cuyo comunicado fundacional se recordaban las palabras del Papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in Veritate (n. 25), en la que se afirmaba: «El estar sin trabajo durante mucho tiempo, o la dependencia prolongada de la asistencia pública o privada, mina la libertad y la creatividad de la persona y sus relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano psicológico y espiritual. Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo, que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad».

Igualmente, este Obispado desea poner de nuevo a la consideración de la opinión pública uno de los párrafos de un comunicado de la Comisión Permanente del Episcopado Español, cuando afirma: «Desde que la crisis económica comenzó a sentirse, hace ya más de seis años, los obispos, junto con toda la comunidad eclesial, han acompañado con honda preocupación y múltiples iniciativas a los que más sufren sus consecuencias: las familias -en especial, las numerosas- los jóvenes, los pequeños y medianos empresarios, los agricultores y ganaderos, las gentes del mar, los trabajadores y los inmigrantes, entre otros /.../ Tememos que la crisis o, al menos, sus efectos no hayan tocado fondo todavía. Incluso países más fuertes económicamente que el nuestro han de tomar medidas preventivas y correctoras. En nuestro país, los gobiernos -tanto los de España como los de las autonomías- se han visto obligados a adoptar decisiones que exigen sacrificios a la mayoría de los ciudadanos, cuando muchos se encuentran ya en situaciones difíciles por falta de trabajo, por dificultades financieras y por la prolongación en el tiempo de esas condiciones. Todo ello crea muchas situaciones personales y familiares concretas de gran sufrimiento, que la inmensa mayoría sobrelleva con serenidad y espíritu de sacrificio. Los trabajadores se han mostrado dispuestos en no pocos casos a asumir restricciones laborales y salariales en aras de la supervivencia de sus empresas y del bien de todos. Hay que reconocer y agradecer el civismo y la solidaridad, ahora especialmente necesarios. Por su parte, las autoridades han de velar por que los costes de la crisis no recaigan sobre los más débiles, con especial atención a los inmigrantes, arbitrando más bien las medidas necesarias para que reciban las ayudas sociales oportunas».

Finalmente, el Obispado de Palencia quiere hacer suyas las recientes declaraciones del cardenal Rouco Varela, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, el pasado día 9 de Noviembre, en su homilía de la fiesta de Nuestra Señora de la Almudena, especialmente cuando, urgió a «orar, pidiendo fervorosamente a la Virgen que nos ayude a superar, lo más pronto posible, esta crisis económica que está dejando sin trabajo a tantas personas; y, a tantas familias, sin casa y hogar: ¡que se encuentre sin tardanza una solución justa, equitativa y solidaria al problema angustioso de los desahucios que amenaza diariamente a no pocas familias! Una crisis económica que golpea al conjunto de los ciudadanos, pero lo hace muy gravemente con los más débiles y con los inmigrantes». Obispado de Palencia 11 de noviembre de 2012

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