lunes, 4 de junio de 2012

Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir

El próximo 10 de junio celebramos la Solemnidad del Corpus Christi y, en ella, el Día de la Caridad. En esta fecha, la Diócesis de Palencia -al igual que el resto de la Iglesia- tiene especialmente presentes a nuestros hermanos que están sufriendo situaciones de pobreza y exclusión. También, como es habitual por estas fechas CÁRITAS DIOCESANA hace balance de su labor a lo largo del año y presenta a la sociedad y a la Iglesia el trabajo realizado. Una labor que comienza -como en todas las acciones de Cáritas- por lo que es más propio, la acogida.

La acogida es una de las puertas de entrada más importantes de Caritas para todos los que se acercan a pedir ayuda, englobando a todos los sectores excluidos o en riesgo de exclusión. En la acogida se detectan las necesidades más urgentes, y desde su conocimiento se trabaja para atender las necesidades más urgentes y básicas e, intentar mejorar así el nivel de bienestar de la persona o la familia, contando con la cooperación activa de los participantes para resolver sus problemas.

Los perfiles de las personas que están llegando a Cáritas, en esta situación de crisis, son:

- Familias jóvenes (20 a 40 años) con niños pequeños.
- Parados recientes procedentes de empleos de baja cualificación de los sectores de la construcción, la hostelería y, más recientemente, de los sectores industriales. Muchos de ellos son inmigrantes que tenían autorización de trabajo. Empiezan a agotarse las prestaciones por desempleo y entran en situación de “ingreso cero” en los hogares.
- Mujeres, especialmente solas con cargas familiares, generalmente no compartidas, y con problemas de conciliación entre vida familiar y laboral. En este colectivo se encuentran mujeres inmigrantes, que han llegado gracias a procesos de reagrupación familiar, mayores de 40 años y que buscan trabajo por primera vez (generalmente esposas de maridos en paro), sobre todo como empleadas de hogar.
- Familias monoparentales: mujeres víctimas de malos tratos o del mundo de la prostitución.
- Inmigrantes y minorías étnicas con dificultades.
- También cada vez más se acercan a Cáritas hombres solos Sin Hogar, separados o divorciados, que están en paro y sin poder afrontar el pago de un lugar donde vivir.
- De manera más restringida se dan casos de mujeres mayores con pensiones no contributivas o pensiones mínimas, que no llegan a cubrir sus necesidades básicas, o de inmigrantes en situación irregular.
- Familias derivadas por los CEAS u otros recursos.
- Otros colectivos como menores o jóvenes que ven endurecidas sus condiciones de vida; y ex-reclusos o familias de reclusos.

Estos vecinos nuestros acuden a los servicios de acogida de Cáritas exponiendo las siguientes dificultades:

- Carencia económica: alimentación, suministros, farmacia, alquileres, hipotecas, arreglo de vivienda...
- Problemas económicos: sin ingresos o con ingresos escasos provenientes de la Renta Garantizada de Ciudadanía, economía sumergida, Pensiones No Contributivas...
- Falta de hábitos de higiene, mala alimentación, baja autoestima. Problemas de Salud, consumo de drogas, salud mental.
- Problemas familiares: desestructuración, mujeres solas con cargas familiares, problemas de convivencia, falta de madurez.
- Problemas judiciales.
- Personas y familias que vuelven a los servicios de Caritas después de haber finalizado los procesos de inserción, debido a la grave crisis que estamos padeciendo que echa fuera a los más vulnerables.
- Familias que acuden por primera vez a Caritas ya que han pasado de la vulnerabilidad a la pobreza.
- Dependencia institucional.
- Familias con mayores dificultades para tener acceso a prestaciones sociales.
- Bajo nivel de formación o cultural, fracaso escolar.
- Escasa o nula cualificación laboral. Paro prolongado.

La acogida de Caritas no se limita a dar repuesta a las principales demandas provocadas por su situación o la crisis (alimentación, vivienda, acceso al empleo...), más allá, su tarea consiste en hacerse cercana a las personas, reivindicar su dignidad, buscar con ellos respuestas a sus necesidades reales y descubrir sus potencialidades.

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Para poder llevar a cabo esta labor, Cáritas Diocesana necesita el apoyo de todos nosotros. Es hora de convertirnos y pasar de la compasión a la acción, asumiendo un claro compromiso -también económico- en favor de los más necesitados. Cada uno de nosotros debemos asumir sinceramente nuestra responsabilidad. Hoy sigue Dios pidiéndonos que seamos responsables de nuestros hermanos.

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