viernes, 4 de mayo de 2012

La “X” en la Declaración de la Renta

En la última declaración de la Renta de 2011, correspondiente al IRPF de 2010, el número de declaraciones con asignación a la Iglesia católica se ha incrementado en 194.685. El número total de declaraciones a favor de la Iglesia se ha elevado a 7.454.823. En los últimos cinco años, se ha producido un aumento de casi un millón de declaraciones (exactamente 971.643). Si tenemos en cuenta que el 23,8 % de las declaraciones que se presentaron fueron conjuntas, podemos estimar que la pasada primavera más de nueve millón de contribuyentes asignaron a favor de la Iglesia católica.

Como ya sucedió el año pasado, el impacto de la crisis se ha notado, a nivel general, no sólo en la disminución del número total de declaraciones presentadas, sino también en el monto global de la cuota íntegra, que ha experimentado un descenso muy significativo. También la cantidad global correspondiente a la Iglesia ha sido menor que el año anterior: 248,3 millones de euros, en lugar de los 249,4 del pasado ejercicio (es decir, 1.162.820 euros). Si la disminución no ha sido aún mayor es gracias al incremento del número de declaraciones, que ha compensado algo el descenso general de las magnitudes mencionadas.

La Conferencia Episcopal Española considera que, a pesar del contexto general de crisis económica, los resultados de este ejercicio son positivos y permitirán mantener el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia en niveles de eficacia y austeridad semejantes a los que han venido siendo habituales hasta ahora. La decisión personal de los contribuyentes a la hora de marcar la casilla seguirá siendo fundamental. Pueden hacerlo o bien sólo para la Iglesia católica, o bien conjuntamente para la Iglesia católica y para los llamados “otros fines sociales”. Ninguna de las dos opciones significa que el contribuyente vaya a tener que pagar más ni que le vayan a devolver menos.
El importante aumento en el número de personas que año tras año deciden asignar a favor de la Iglesia muestra que la percepción real que la sociedad tiene de la Iglesia es positiva. La Conferencia Episcopal Española agradece su colaboración a todos los contribuyentes que han marcado la casilla de la Iglesia católica en su Declaración de la Renta, en especial a los muchos que lo han hecho por primera vez este año, y recuerda que las otras formas de colaboración al sostenimiento de la Iglesia, como son por ejemplo las colectas o las suscripciones, continúan siendo absolutamente indispensables.

La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva además consigo otras funciones sociales: la enseñanza; la atención integral a los niños, los ancianos, los discapacitados; la acogida de los inmigrantes; la ayuda personal e inmediata a quienes la crisis económica está poniendo en dificultades; los misioneros en los lugares más pobres de la tierra. Todo ello surge de las vidas entregadas y de la generosidad suscitada en quienes han encontrado su esperanza en la misión de la Iglesia. Con poco dinero, y gracias a la generosidad de millones de personas en todo el mundo, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.

El cardenal Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, ha declarado a este propósito: “En estos tiempos de tribulación, en los que la crisis que padecemos nos está poniendo a todos a prueba, sigue siendo imprescindible vivir la caridad cristiana de manera generosa: lo que hacéis con los más pobres, lo hacéis con Cristo. Las dificultades pueden ser una ocasión privilegiada para vivir la comunión de bienes que identifica a la Iglesia desde sus orígenes. En este sentido, colaborar con la Iglesia no es una cuestión accidental, pertenece a la esencia misma de la vocación cristiana, que es por naturaleza, vocación eclesial y apostólica /.../ A todos los que colaboran en la ingente tarea de la Iglesia, también al poner la “x” en su Declaración de la Renta, es el momento de darles las gracias de corazón y de animarles a que lo sigan haciendo. No cuesta nada y, sin embargo, rinde mucho, como se puede conocer por las obras que, en efecto, son amores, reflejos del Amor más grande, del Amor de Dios”.

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