lunes, 13 de febrero de 2012

La realidad de la leyenda

Alguna vez te habrás preguntado por qué se llama así la virgen de tu pueblo. Tendremos que remover un poco la historia. En los primeros siglos, con la extensión del cristianismo, la devoción a María fue calando en las comunidades creyentes. Allí donde dedicaron una pequeña ermita o una iglesia, María fue tomando el nombre de aquel lugar. En otros sitios suplieron el templo y la imagen de una diosa pagana. Y finalmente, alguna que otra tradición o acontecimiento milagroso, fue la que dio nombre e historia a la patrona de aquel pueblo. Pero el tiempo, las guerras, la peste, las repoblaciones... hicieron olvidar el verdadero porqué de muchos nombres, y el decir de las gentes crearon pequeñas historias para poder explicar de alguna manera el significado de aquella invocación que tanto querían.
Así, de la Virgen de la Calle, cuenta la leyenda popular, que un panadero encendiendo el horno muy de mañana para elaborar el pan, comenzó a tener problemas con un madero que se negaba a arder. Malhumorado después de varios intentos, lo arrojó a la calle y sonó una voz que dijo: “Si a la calle me tiras, de la Calle me llamaré”. Por eso, dice la buena gente, que nuestra virgen es morena, porque estaba el madero ya a punto de arder.


Pero es santa Teresa, en el libro de las Fundaciones, y en varias de sus cartas, donde da los datos del verdadero origen del nombre. En la Carta 359, habla la Santa de “la Puebla” en donde “hay una ermita de mucha devoción a Nuestra Señora, llamada de la Calle, por estar allí en una pequeña hornacina”. La ermita a la que se refiere es la pequeña Iglesia de San Bernardo, al lado de La Salle. Y continua santa Teresa: “En toda la comarca y en la ciudad es grande la devoción que se la tiene y la gente que acude a verla” (F29, 13) y sigue diciendo, “la imagen estaba puesta muy indecentemente y hele hecho una capilla” (F29, 28) Compró Santa Teresa dos casitas pegadas a la ermita y cuando inauguraron el nuevo convento llevaron el Santísimo -dice en la carta 363- “desde San Lázaro entrando por las huertas de santa Clara”. Fue el obispo D. Enrique Almaraz, quien la trasladó a la iglesia de la Compañía, por parecerle mejor hogar para nuestra patrona.

Pero quizá, en esta fiesta de la Morenilla, lo que más debemos recordar, que no es leyenda, es lo que dice santa Teresa de los palentinos de 1581, “no quiero dejar de decir muchos loores (alabanzas) de la caridad que hallé en Palencia, -en particular y en general-, que me parecía la de la primitiva Iglesia” (F29, 27). Pues lo dicho, a tomar cuenta de ello.

EZCA

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