viernes, 10 de febrero de 2012

Dos Mitras y un Sombrero

Si visitamos Almodóvar del Campo, donde nació el santo, nos encontraremos con una iglesia parroquial, que es todo un monumento por su anchura y altura. Muy especialmente por el artesonado estilo mudéjar, pieza de las más grandes de España. En el presbiterio hay una estatua de Juan Bautista de la Concepción, Reformador de los Trinitarios (también nacido en la localidad)... y una de San Juan de Ávila de dos metros de altura.

A los pies de la misma hay dos “mitras episcopales y un sombrero cardenalicio”. Y es que San Juan de Ávila renunció a ser arzobispo de Granada y obispo de Segovia. Como renunció a ser cardenal, propuesto por el papa Paulo III.

Pobreza y humildad, dos virtudes vividas intensamente por nuestro santo. De la pobreza tenemos el ejemplo de la venta de su rica hacienda y repartir los dineros entre los pobres. En su habitación de Montilla “no tenía más que una gran cruz de palo”. Cuando murió no hizo testamento “porque no tenía nada que testar”. Y la humildad... quiso ir a las misiones en México, porque allí trabajaría más y “no recibiría honras, aplausos y consideraciones”.



En un sermón de la Fiesta de la Visitación, hablando de la humildad, dice: “Que no sólo la humildad alcanza y conserva la gracia, mas es señal que da a entender que está allí la gracia; como al que no, la soberbia es señal de ausencia de la misma”. Y añade, “Quien a Dios tiene, en la humildad se conoce; como el grano de peso a lo hondo se va, el vano nada al alto del agua; y el árbol lleno de fruto, acorvado está hacia abajo con el peso; el de hojas solas, enhiesto y lozano está”.

“Quien quisiere tener alguna seguridad de que tiene a Dios, sea humilde e imite a la Virgen que, siendo preñada de Dios, va a servir a la preñada del hombre. No creáis -sigue diciendo- haber santidad sin humildad, ni aunque seáis subido al tercer cielo”.

iVaya ejemplo! Renunciar a dos obispados y un cardenalato. Sin embargo, preparaba sacerdotes y religiosos para que fueran autoridad en la iglesia y dignas autoridades eran sus “escuelas sacerdotales” y la Universidad de Baeza.

Germán García Ferreras

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