lunes, 9 de enero de 2012

Migraciones y nueva evangelización

La acogida a los emigrantes y refugiados no es solo cuestión de solidaridad y de compartir, es «una oportunidad providencial para renovar el anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo». Lo escribe el Papa en el mensaje para la Jornada mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebra el 15 de enero de 2012, sobre el tema «Migraciones y nueva evangelización».

En medio de la crisis económica, social, cultural, política y religiosa, se nos pide una nueva imaginación pastoral, para ser testigos y servidores «del Evangelio de la esperanza y de la solidaridad». Se nos llama emprender un itinerario de comunión que lleve a la aceptación de la diversidad desde el encuentro y desde la apertura de corazones. «El diálogo fraterno y el respeto recíproco son la primera e indispensable forma de evangelización».

La Comisión Episcopal de Migraciones ofrece propuestas para ir pasando de la acogida a la comunión, que es el nombre cristiano de la integración; para que nuestras Iglesias se renueven, a fin de responder al inmenso desafío que tanto para la Iglesia como para la sociedad supone el fenómeno migratorio. Salir al encuentro y abrir las puertas en nuestras Iglesias supone:

- Insistiendo en la creación de espacios y comunidades promotoras de solidaridad, acogida, diálogo y comunión fraterna trabajando en una pastoral específica -aun cuando los inmigrantes hablen español- unida a la pastoral general para lograr la mejor armonía.

- Fortalecer el acompañamiento de personas y grupos. La acción pastoral debe acompañar a la persona en su totalidad. Es importante fomentar el valor de la familia como elemento imprescindible de cohesión social. La intervención en el campo de las migraciones ha tenido casi como única mirada al individuo y su integración socio-laboral. Sin embargo, trabajar con las familias, y especialmente en el ámbito educativo, tiene efectos multiplicadores en lo referente a la integración.

- Hay que seguir teniendo en cuenta el número notable de los españoles que, debido a la situación que atraviesa nuestro país, salen fuera por razones de trabajo, intercambio o estudio. Ellos pueden descubrir las puertas abiertas de nuestras Misiones católicas de habla hispana, que precisan de más sacerdotes y agentes de pastoral.

- Colaboración de todos para el establecimiento de unas leyes y una opinión pública favorable a los inmigrantes desde una antropología basada en el respeto a la dignidad de la persona humana. Trabajar por unas leyes justas en el país de acogida ha de ir unido al empeño de que se promuevan políticas de desarrollo en los países de origen. El compromiso por la verdad exige también desenmascarar las mafias que abusan de los trabajadores inmigrantes (transportes hacia España, contratos abusivos, trata y explotación de personas con fines de explotación sexual...). La denuncia ha de extenderse también a todos los que pretenden sacar rentabilidad social y política del sufrimiento de los inmigrantes.

- El Papa invita a las comunidades cristianas a prestar «una atención particular a los trabajadores inmigrantes y a sus familias, a través del acompañamiento de la oración, de la solidaridad y de la caridad cristiana; la valoración de lo que enriquece recíprocamente, así como la promoción de nuevos programas políticos, económicos y sociales, que favorezcan el respeto de la dignidad de toda persona humana, la tutela de la familia y el acceso a una vivienda digna, al trabajo y a la asistencia». Es deseable que los marcos normativos para las regulación de las migraciones sean fruto de un consenso lo más amplio posible. Se debe garantizar la atención religiosa adecuada, fluida, regularizada y permanente en los centros de internamiento de emigrantes y refugiados.

- Potenciar la pastoral juvenil con los inmigrantes, recogiendo el encargo del Santo Padre en la JMJ, en cuya Eucaristía final nos encargó «comunicar a los demás la alegría de nuestra fe». En el mundo de las migraciones existen admirables experiencias de trabajo pastoral con jóvenes. La JMJ ha de suponer un renovado impulso para acercarnos, más si cabe, al millón y medio de jóvenes emigrantes (entre 15 y 29 años) que representan casi el 30% de la población migratoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario