miércoles, 25 de enero de 2012

De vuelta a Nazaret

Por fin estamos en tiempo ordinario, y después de tantas celebraciones y belenes, volvemos a Nazaret, a la rutina, que tantas veces se hace RUTA de la propia vida, convirtiendo lo que parece intrascendente en algo fundamental, en el verdadero hilo de la existencia.

Cada vez se está valorando más, en los estudios de historiografía, la vida corriente de los habitantes de una época, así se escriben libros sobre: “la vida en la edad media”, “en el mundo griego” y un largo etc., que nos hacen comprender mejor el momento histórico, que si estudiásemos las grandes construcciones o las batallas más importantes.

¿No será la vida diaria y ordenada, con sus pequeños detalles, más importante que los acontecimientos que la rasgan y la rompen? ¿Es que debemos medir la vida por el valor de una acción, un escrito o la vivencia de un día señalado? La hondura y la seriedad de una persona se hilvanan en la vida cotidiana y ordinaria. Como los 30 años de vida oculta y ordinaria de Jesús en Nazaret.

En la vida diaria reside la estabilidad que nos impide vivir de emociones, sentimientos y novedades. El orden diario tiene más que ver con el hogar, la casa, la familia, la comunión... Estabilidad en el hogar, en el altar, en la parroquia, en el monasterio, en la comunidad... Estabilidad de vida fraterna... ¿No vivimos un momento cultural que lo que más nos preocupa y buscamos es la novedad? ¿Quizás lo que nos pasa es que en lo más hondo de nuestro ser hay una incapacidad para vivir lo cotidiano? Retomar la espiritualidad de la vida cotidiana, simple y humilde, es urgente y los milagros ya irán surgiendo.

EZCA

No hay comentarios:

Publicar un comentario